
He deseado tantas veces que volvieses que he perdido la cuenta. A veces, cuando nadie me ve, cuando vuelvo a mi rincón donde solo yo soy mi compañera y confidente, me digo cosas, me recuerdo rostros y caricias, me devuelvo palabras que ya fueron dichas. Te perdí el rastro, fue así, y no sé como volver a encontrarme, a que nuestras almas se tropiecen, o lo que aun sería mejor, que nuestros cuerpos se enreden de nuevo. No te amo, y creo que nunca lo hice, pero te he deseado con tanta fuerza que me ha dolido el estomago al estremecérseme. Me vienen a la mente muchos dulces recuerdos. Recuerdos de botones rotos, de sonrisas cómplices, de miradas calientes, frías, sublimes. Recuerdos de pasión, de mordiscos, de lujuria, de aventura y de tentación. Recuerdos de adulación, de adicciones, de guitarras de una sola cuerda, recuerdos de bocas entre abiertas y de mamporreros. Recuerdos de mil palabras, de sueños imposibles de compartir, de ventanas abiertas con tu esencia, mil recuerdos de alegría y de nuestro Andrelo como melodía. Recuerdos de nervios, miradas de gatos negros, recuerdos de lluvia y de un último beso. No sé como volver a verte, volver tan solo a intercambiar unas palabras, a crear magia como la de nuestras conversaciones, la de nuestro deseo. No sé cómo hacerlo. Espero que de alguna forma este mensaje te llegue, que suspires como suspiraste aquellos días, que lo hagas tan solo evocándote al recuerdo de esta inocente y hambrienta joven niña que disfruto tanto con el primer como con el último beso.
2 comentarios:
¿Real o irreal? Francamente, se llega a sentir como si lo viviera uno. Te pudes imaginar cualquiera de los dos. ¡Ole!
Me tiene hipnotizado este texto. Desde luego me empiezas a parecer una Diosa.
Publicar un comentario