Capitulo 2
Sara estaba pasando por una mala época en casa. Sus padres empezaron a ver comportamientos raros en ella. No salía casi, a penas tenia vida social. Llegaba del instituto y se metía en su habitación, allí pasaba tardes enteras sin salir. No hablaba con nadie cuando estaba en casa, ni sus padres, ni su hermano mayor. Tan solo un par de veces por semana venia a visitarla Loren, una antigua amiga de la infancia con la que aun mantenía contacto, hasta que un día salió de su saca muy enfadada y todavía no ha vuelto. A raíz de esto, Sara se descolgó de los estudios. No traía el trabajo hecho a clase ni atendía a las lecciones. Por lo que suspendió uno de los exámenes que Meri ponía por sorpresa cada cierto tiempo.
Comenzó a tener un comportamiento agitador y rebelde. Una actitud excesivamente pasiva en clase, para sorpresa de sus profesores, incluida Meri, ya que Sara siempre había sido una alumna ejemplar, una chica muy aplicada en sus estudios.
Sonó la sirena que avisaba el final de las clases. Los muchachos se apresuraban por recogerlo todo y salir del aula, mientras Meri, haciendo un esfuerzo de voz, repitió varias veces los nombres de diversos alumnos, todos aquellos que habían suspendido el examen, entre ellos, el nombre de Sara.
Tras media hora de discurso llegó el turno de Sara, quien se había quedado la ultima. Allí estaban las dos solas, cara a cara de nuevo como aquel día en las escaleras. Meri hizo un gesto con la cabeza y Sara se acerco hasta su mesa. Pero en ningún momento tuvo un comportamiento reprimido, no permaneció asustada ni nerviosa. Mantuvo una serenidad absoluta durante toda la charla...
- ¿Qué es lo que pasa Sara?...
- Lo siento. No estudié demasiado no sabia que había examen, la próxima vez intentare hacerlo mejor...
- No, no me refiero a eso, el examen es lo que menos importa, por supuesto que contará para la nota final, pero lo que quiero que me cuentes es que es lo que te pasa. Hace varias semanas que te comportas de un modo nada propio de ti, dando una imagen de chica dura y rebelde, como si nada te importase... ¿Qué ocurre? ¿Hay alguien que te molesta en clase? ¿Has tenido conflictos con tus padres? ¿Problemas con las drogas tal vez?... Sabes que puedes hablar conmigo. No solo quiero que me veas como tu profesora también quiero que seamos buenas amigas.
- ¿No vas a decirme nada mas sobre el examen? Lo digo por marcharme ya... Lo siento, perdona, no es nada, no me ocurre nada de eso, simplemente estoy pasando por un mal momento.
- No importa. Pero sí, ahora que lo dices, si tengo algo mas que decirte. Si no apruebas el próximo, tendrás que dar clases extras, si te cuelgas ahora no llegaras a fin de curso dejando la asignatura por perdida. Y yo no estoy dispuesta a eso, eres una de las mejores alumnas que tenemos.
- Esta bien. Empezare cuanto antes, no quiero que sea demasiado tarde así que pondré un anuncio en el tablón para buscar a alguien que me de clases particulares.
- Eso ya lo había pensado.
- ¿El que?
- Pues que si tu quieres, me propongo para darte esas clases. Se en lo que estas mas floja, y que es lo que tendríamos que limar. Ganaríamos tiempo y aprenderías mucho mas. Yo tengo las tardes de los martes y jueves libres. ¿Qué me dices?
- Pues que te lo agradezco, pero no se si mis padres aceptaran pagarme un profesor particular, sabiendo que me he descolgado tanto del curso y con lo que a mi me queda guardado no se si me llegara para poder pagarte.
- No importa, no te cobrare. Mira, en vez de ir yo a tu casa, ven tu a la mía. No es necesario que le digas a tus padres que vienes a clase, diles que estas con alguna amiga por ahí, o cualquier cosa, ¿Qué te parece?
Sara no podía cree lo que estaba oyendo. Clases particulares de literatura
y totalmente gratis para no perder la asignatura y además teniendo como profesora a Meri, en su casa, en su pisito de soltera.
- Me parece genial. Muchísimas gracias no sabría como pagártelo...
- No te preocupes, ya me pagaras al final de curso con tu aprobado.
Las dos permanecieron calladas unos segundos, Meri sonrió y Sara le devolvió la sonrisa, una dulce y maravillosa sonrisa que hechizó mas si cabe a la profesora. Meri sonreía mientras miraba por encima del hombro a Sara y esta abandonaba la clase, imaginando lo extraordinario que seria tener a Sara en casa 3 horas dos veces por semana para ella sola. Meri era capaz de dar clases gratis y cualquier otra cosa, con tal de tener cerca a Sara, observar cada uno de sus gestos, mirar atentamente esos enormes ojos, y palpar con su mirada cada rincón de su cuerpo...
Sara llego hasta la puerta, se detuvo apoyando la mano en el marco, giro un poco el cuerpo, se retiró el pelo de la cara y dijo:
- Será todo un placer dar clases extras de literatura cada martes y jueves por la tarde. Hasta el martes Chantal...
Sonrió, agacho la cabeza y salió del aula.
1 comentario:
Bonita historia... Quien no ha sentido algo especial por una profesora?
Mar_
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