Divagando a la deriva en un barco sin vela, me encuentro en el inmenso silencio de una herida casi mortal, TOCADA y lastimada por una vida que dejé atrás, me incorporo en la batalla y OBSERVO. Renazco en recuerdos amables y DUDOSA entre muecas agradables SONRÍO, TE MIRO y en un atisbo de impetuosa necesidad del ser, ENFUREZCO sin argumentos... Y ante el implacable frío de la soledad, al amanecer ME OCULTO avergonzada por un disgusto innecesario, me dejo ver de nuevo… Y me DISCULPO, ya no quiero más dolor, ya no quiero más presagios de amargura y desgarrándome el alma y mutilando el desazón, EMERJO de rabia y ENDULZO, casi sin deseo, con mi aún joven y prematuro corazón…
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